
Bruno Torfs y su familia deciden irse a Australia para crear un jardín con sus esculturas, llegan a una pequeña aldea de Victoria en Marysville, sudeste de Australia, y crean un mundo mágico donde el escultor Bruno lleva 25 años contribuyendo con su obra a combinar la belleza de su arte con la belleza de la naturaleza que lo rodea. Lo que comenzó con un jardín se transformo en un parque abierto al público. Estas imágenes son algunas de las que más me gustaron. Cuando pueda será un lugar que me gustaría conocer… de mientras gracias por compartirlo
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